El conocimiento del cerebro es una tarea sin concluir. Creemos que un mejor conocimiento de este órgano y sus procesos, va a reforzar a las llamadas ciencias de la educación, en especial a las aportaciones de la Psicología como ciencia del comportamiento, y a la Pedagogía como ciencia-arte de la enseñanza. Los procesos de la inteligencia, los diferentes lenguajes y habilidades, etc… se muestran como procesos cognitivos que podemos estudiar en el siglo XXI con mayor amplitud, a la luz de las neurociencias.
A pesar de los avances científico-tecnológicos y de que hoy abordemos el estudio de la educación como un sistema complejo, la escuela de este siglo, en general, no se diferencia tanto de los anteriores. La flexibilidad que atribuimos hoy a los procesos cerebrales (plasticidad) y a la inteligencia (habilidades) no se muestra en el desarrollo general de nuestro sistema educativo, al que todavia vemos encorsetado por la dificultad de liberarse de una distribución temática y diferenciadora.